martes, 14 de febrero de 2012

13 consejos de Chuck Palahniuk para escribir

Este texto está sacado del portal del escritor estadounidense Chuck Palauhniuk, fue escrito para inspirar o motivar a la gente con sus creaciones literarias. Origen:http://litreactor.com/essays/chuck-palahniuk/stocking-stuffers-13-writing-tips-from-chuck-palahniuk . Traducido por menda.




Número uno:


Hace dos años, cuando escribí el primero de estos ensayos, lo hice sobre mi "método del cronómetro". No habrás leído ese ensayo, pero aquí te traigo el método: cuando no quieras escribir, pon un cronómetro o una alarma para que suene a la hora (o a la media hora) y siéntate a escribir hasta que pase el tiempo.  Si pasado ese tiempo no te encuentras para nada inspirado y no quieres seguir haciéndolo, descansa durante una hora.  Aunque como norma general, para cuando salte la alarma, estarás tan metido de lleno en tu trabajo, disfrutándolo tanto, que querrás seguir. En lugar de un cronómetro con cuenta atrás, puedes poner una lavadora o secadora y usarlas como tu tiempo de trabajo. Además, alternarás el trabajo mentalmente agotador de la escritura con otro más relajado como fregar los platos o lavar la ropa, lo que te servirá como pausas para que se te vayan ocurriendo nuevas ideas. Si no estás muy seguro de cómo continuar una historia... ve a lavar los cuartos de baño. Cambia las sábanas. Por los clavos de Cristo, quítale el polvo al teclado. Una idea mejor llegará mientras tanto.

Número dos:

Tu público es más listo de lo que imaginas. No temas experimentar con formatos de la historia y saltos en el tiempo. Mi teoría personal es que la gente joven pasa de la mayoría de libros, no porque sean más tontos que los lectores mayores, sino porque el lector de hoy es más listo. El cine nos ha hecho muy sibaritas acerca de las historias y narraciones que nos gustan. Ten también en cuenta que tu audiencia es mucho más difícil de impresionar de lo que puedas imaginar.

Número tres:

Antes de que te sientes a escribir una escena, piénsala bien y búscale un propósito. ¿De qué situación es consecuencia? ¿En qué situaciones puede derivar? ¿De qué manera afecta a la trama? Ten siempre esta pregunta en tu mente según vayas trabajando y avanzando. Anota las ideas según se te vayan ocurriendo. Y sólo cuando estés seguro del esqueleto de la escena, solo entonces, siéntate y escríbela. No te vayas a sentar delante de ese sucio y lento ordenador sin nada en mente. No aburras al lector con una escena que en la que poco o nada sucede.

Número cuatro:

Sorpréndete. Si puedes hacer que la historia llegue a un lugar que te apasiona, puedes llegar a sorprender a tu lector. En cuanto dejes entrever una buena sorpresa, de seguro que un lector sofisticado la sabrá ver.

Número cinco:

Cuando te atasques, retrocede y lee las escenas previas, buscando personajes fuera del hilo o detalles que puedas resucitar como armas secretas. Cuando estaba terminando de escribir El club de la lucha, no se me ocurría cómo acabar con el edificio de oficinas. Pero releyendo el primer capítulo, encontré un comentario de relleno sobre mezclar nitroglicerina con parafina para crear un explosivo plástico de baja calidad. Esa frase "la parafina nunca me funcionó" me sirvió como una perfecta arma secreta para resucitar en el final y salvar mi culo de historiador.
Número seis:
Usa la escritura como tu excusa para quedar con gente cada semana - incluso si se trata de asistir a talleres de escritura. Todo tiempo que estés con otra gente que valore y apoye la literatura servirá para amortizar esas horas que pasas a solas, escribiendo. Incluso si algún día vendes tu trabajo, ninguna cantidad de dinero compensará todo el tiempo que pasaste solo. Así que, sácale partido a la escritura, conviértelo en una excusa para rodearte de gente. Cuando se acerque el final de tus días, créeme, no rememorarás esos momentos que pasaste a solas.
Escribe el libro que quieras leer.

Número siete:

Al escribir no lo des todo por sentado. Este consejo es el que más se suele dar en el mundillo de la literatura. Cuanto más tiempo dediques a darle forma a una historia, mejor va a quedar. No te apresures o fuerces el final de la historia o del libro. Lo único que tienes que conocer es cuál será el siguiente capítulo o las próximas escenas. No tienes que conocer al detalle qué va a suceder hasta el final, de hecho, tener que escribir una novela así sería endiabladamente aburrido.

Número ocho:

Si necesitas más libertad alrededor de la historia, haz borradores de los mismos borradores, cambia los nombres de los protagonistas. Los personajes no son reales, ni tampoco son tú mismo. Cambiándoles arbitrariamente sus nombres, consigues la distancia necesaria para torturarles realmente. O peor aún, eliminarlos, si eso es lo que la historia necesita realmente.

Número nueve:

(Este lo voy a omitir porque es una chorradilla filológica, habla de los tipos de discurso: descriptivo, exhortativo y expresivo).

Número diez:

Escribe el libro que quieras leer.

Número once:

Hazte ahora que eres joven las fotos de autor (las que vienen en las contraportadas de los libros). Consigue los negativos y registra intelectualmente esas fotos.

Número doce:

Escribe sobre cosas que realmente te enfadan. Esas son las únicas cosas sobre las que merece escribir. En su curso, llamado "Dangerous Writing", Tom Spanbauer hace hincapié en el hecho de que la vida es demasiado valiosa para malgastarla escribiendo cursiladas o historias demasiado mundanas con las que no tengas ninguna relación. Hay demasiadas cosas de las que Tom habló, aunque solo recuerdo la mitad:  el arte de la manumisión, consistente en que te has de reflexionar sobre la manera en la que el lector discurrirá por la novela. Y la "soto conversación", lo que me pareció entender como el mensaje oculto bajo la historia principal.  Como no me siento cómodo describiendo conceptos que no termino de entender, Tom ha accedido a escribir un libro sobre su enseñanza y las ideas que imparte. El trabajo se llamará "A hole in the heart", y planea tenerlo listo para junio de 2006, con fecha de publicación para comienzos de 2007.

Número trece:

(el autor escribe una historia cuya moraleja es "no importa si a la gente no le parece bueno tu trabajo o si no eres famoso, cuando te hayas ido, lo que quedará de ti es tu trabajo, y seguro que habrá quien sepa valorarlo).