miércoles, 9 de noviembre de 2011

The Show. Capítulo 24. Una mala elección

El Rolls avanzaba decidido por las avenidas de la gran manzana, iluminado por el basto mar de cristaleras que inunda el sur de Nueva York. Su destino se hallaba en un estrecho callejón del barrio chino, allí, la penumbra y la ausencia de testigos le permitiría llevar a cabo su intercambio alejado de miradas indiscretas. Pensó para sí mismo que todo estaba saliendo a pedir de boca. Lo que no sabía es que Gabrielle aún no había jugado su última carta.

Detrás de su coche, un par de luces seguían a las del Rolls, dentro de la cabina se adivinaba una esbelta cabeza de mujer. Envuelta en las sombras, sus ojos brillaban con algún reflejo nocturno, decididos a alcanzar a ese que tanto daño le había hecho en su vida.

Era Ebba.

Estaba allí por capricho de Gabrielle. En cuanto se enteró de quién era esa joven y cómo había acabado viviendo de aquella manera, le entró una subida de leche y se sintió responsable de la vida de aquella desgraciada.

Y un carajo. Si eres timadora no puedes tener conciencia ni remordimientos. Eso acaba jodiéndolo todo.

Rolfe no pudo hacer nada para hacerla desistir, Ebba vendría con ellos y Gabrielle resarciría parte de su conciencia regalándole una nueva vida a la chica pordiosera. Se estaba ablandando con la edad. Cuando se hacen cosas con las que uno no está agusto, al final te pasa que no puedes dormir por las noches. Eso parecía estar pasándole factura a Gabrielle.

Sin embargo, Ebba tenía otra misión de la cual Rolfe no tenía ni idea. Su cometido era vigilarle a él, para evitar que se saliera del plan establecido, tal y como estaba sucediendo esa madrugada.

Dobló un par de curvas, los neumáticos gimieron ante la brusquedad del giro. Se detuvo en un semáforo y junto a él se colocó un coche. Bajó la ventanilla y de ella salió una nueve milímetros.

-Fin del trayecto gilipollas.

Continuará...

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